Me asustó la idea de fotografíar a personas desconocidas. No estoy acostumbrada a involucrarme en el trabajo de los demás para realizar el mío. Así que puedo comparar la sensación que tenía con las ranitas de este cuento:
"Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata. Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil; sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse, Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar.Una de ellas dijo en voz alta: No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir, no veo por qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril.Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada.La otra rana, más persistente o quizá más tozuda se dijo: No hay manera. Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora.Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar un centímetro, durante horas y horas. Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, la nata se convirtió en mantequilla.Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente."
Pensaréis: ¿qué tiene que ver este cuento con hacer fotos en un mercado? Al principio me sentí como la primera rana, ví que era complicado sacar las fotos, hablar con los tenderos y darles confianza para sacar las mejores fotos. Así que me puse en una esquina a sacar lo que podía...Pero poco a poco vi que no era tan difícil, que solo había que intentarlo y vencer la verúüenza (por no llamarle miedo) Al igual que la segunda rana comencé a utilizar la adversidad para superarme y conseguí hablar con algunos de ellos y sacar las mejores fotos.
Lástima que era tarde y tenían que recoger, por lo que las fotos que más me han gustado (y mejor han salido) han sido estas. Pero he aprendido a que o superamos nuestros miedos y barreras o terminaremos como la primera rana: en el fondo del recipiente.
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