miércoles, 3 de octubre de 2007


















Solitaria y rodeada, como un árbol en la naturaleza. Te pasas la vida buscando un sitio, que reuna las mejores condiciones, donde estén tus compañeros de siempre y decides echar raíces. Cuando más seguro estás de haber elegido la mejor compañía para pasar la eternidad te das cuenta de que no encajas ahí. Te miras en tu propio reflejo, y sólo te ves borroso, a medio construir...y sólo. Sólo entre mucha gente, entre muchos árboles, entre muchas vidas. Decides caminar en solitario y crear tu propia historia. Tus acciones van dando frutos pero tan escondidos que para poder darse cuenta tienen que adentrarse en tí. Y no les dejas tan fácilmente. La estructura que sostenta tu vida se debilita, va perdiendo trozos por la vida en cada una de las personas que conoces, pero aún así te sigue manteniendo en pie y recordando cada día lo bueno que es vivir. Porque siempre hay alguien cerca, en silencio y sin que lo notes, que te da lo suficiente para que estes aquí. Para formar, como en la naturaleza, un cuadro de colores. Donde todos son imprescindibles...y solitarios.



No hay comentarios: